Cuando
era muy joven creía que la vida era larga, generosa, sin dificultad, con ganas
de comerme al mundo y demostrar muchas cosas a mí y a los demás;
Creí
que mis padres
estarían siempre ahí para soportar mis
caprichos y darme cariño infinitamente;
Creí que el mundo era justo y que
estaba formado sobre una base casi perfecta;
Creí saber lo que quería y como lo
conseguiría;
Creí que la mayor traición provenía
de amigos y ingenuamente las soportaría y las olvidaría;
Creí que sería joven mucho más
tiempo del que esperaba y que viviría la vida al máximo;
Creí
que lo que
importaba era conseguir una pareja, tener familia, comprar casa, coches y
viajar…
Creí que soportaría casi cualquier
cosa que me pudiera pasar;
Creí que era invencible y viviría
eternamente dejando un legado….
Creí que eso era la felicidad...
Pero
no, la vida te pone justo en tu lugar y te recuerda que tenemos fecha límite,
de caducidad, de final.
Te recuerda, que los padres algún día se irán,
y que si no les dijiste todo lo necesario, sino los disfrutaste al máximo, sino
compartiste y aprendiste de ellos; ese
tiempo nunca volverá.
Te recuerda, que el mundo es como es,
totalmente imperfecto, con injusticias de toda índole, con montañas de
problemas y que lo más que puedes hacer es ayudar de cualquier forma a acabar
con esos problemas, aportando tu granito de arena a la sociedad para una vida
mejor en común.
Te recuerda, que puedes plantearte
objetivos, planificar el futuro, pero casi siempre nunca será como quieres, y
te llevara por senderos desconocidos que te pondrán a prueba.
Te recuerda, que la traición proviene de
cualquier parte, hasta de ti mismo y que aunque quieras no puedes olvidar, tal
vez solo perdonar.
Te recuerda, que los años pasan, que tu
cuerpo se resiente, que ya no eres tan ágil, que debes seguir el curso de la
vida aunque no signifique para nada que no eres valioso.
Te recuerda, que al pasar el tiempo, los días, los años... ya son menos cosas las verdaderamente
importantes, que tu familia goce de salud, que tengas lo mínimo para vivir, que
los niños tengan lo que necesitan, disfrutar tiempo de calidad con todos los
que te importan, tener paz y tranquilidad y una conciencia limpia, quererte tal
como eres etc.
Te recuerda, que hay muchas cosas que
puedes soportar y otras que no, la muerte de tus seres queridos, una gran
enfermedad que te recorta tu vida, desesperanza, dolor y angustia, la
incertidumbre…
Te recuerda, que la muerte te espera, y la
felicidad esta en los momentos que vives con plenitud, que el futuro es
incierto y que hay que hacer lo que se pueda con lo que se tiene.
K.C